- Bradbury, Ray: Crónicas marcianas. Fahrenheit 451. Barcelona : Mundo Actual Ediciones, 1981
CRONICAS MARCIANAS
Esta colección de relatos recoge la crónica de la colonización de Marte por parte de una humanidad que huye de un mundo al borde de la destrucción. Los colonos llevan consigo sus deseos más íntimos, pero también sus miedos ancestrales, que se traducen en odio a lo diferente. Ray Bradbury se consolidó como escritor con esta obra, ahora un clásico de las letras norteamericanas, con su estilo rico, inmediato y conmovedor, que le ha valido el apelativo de poeta de la ciencia ficción. Bradbury se traslada al futuro para iluminar y explorar la naturaleza humana.
La colonización del planeta Marte contada por un poeta. Veintisiete años y pico de vida cotidiana en el astro rojo, desde el primer desembarco hasta la adaptación completa del hombre a su nuevo ambiente. «Nueva Iliada de unos tiempos futuros y lejanos«, como la denominó José Luis Garci, la obra es una prodigiosa aventura donde se alternan, en espléndida secuencia, emociones y acción, crítica y nostalgia, afanes y sobresaltos, deleites y sorpresas. A partir del primer contacto entre hombres y marcianos y hasta el momento en que los hombres se integran y empiezan a considerarse marcianos. Maravilla del género de ciencia ficción, Crónicas marcianas está considerada la mejor obra de Bradbury. O una de las mejores. Porque acaso la supere en algún aspecto la novela que aquí la acompaña.
– El libro en la biblioteca
FAHRENHEIT 451
La temperatura a la que el papel se enciende y arde. Guy Montag es un bombero y el trabajo de un bombero es quemar libros, que están prohibidos porque son causa de discordia y sufrimiento. El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para rastrear a los disidente que aún conservan y leen libros. Como 1984, de George Orwell, como Un mundo feliz, de Aldoux Huxley, Fahrenheit 451 describe una civilización occidental esclavizada por los medios, los tranquilizantes y el conformismo. La visión de Bradbury es asombrosamente profética: pantallas de televisión que ocupan paredes y exhiben folletines interactivos; avenidas donde los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; una población que no escucha otra cosa que una insípida corriente de música y noticias transmitidas por unos diminutos auriculares insertados en las orejas.
Está prohibido leer. Los libros son nefastos. Inducen a pensar. Siembran ideas. Emponzoñan el espíritu. Llegan incluso a convencer a la gente para que renuncie a la alienación en grupo que representa contemplar, junto a familiares y amigos, las imágenes televisadas que conducen a la dicha del anonadamiento intelectual. Ese es el aterrador mundo que se nos augura. Una sociedad en la que, cuando se oye pronunciar la palabra cultura, se tira de lanzallamas. Donde en cuanto se huele la existencia de una biblioteca se avisa a los bomberos para que la reduzcan a cenizas. Donde la censura campa por sus respetos y la libertad de expresión se ha reprimido hasta ser puro arcaísmo. Y donde la única esperanza que le queda a la literatura reside en los hombres-libro, a quienes las autoridades tratan a toda costa de exterminar.
– El libro en la biblioteca
– Web de Ray Bradbury